¿Qué sociedad nos deja el capitalismo agonizante? Vamos a echarle una ojeada en base a lo que escriben los autores del “sistema”.
Jeremy Rifkin en su “La sociedad de coste marginal cero” considera que las revoluciones industriales surgen de la confluencia de una nueva fuente de energía, un nuevo medio de transporte y un nuevo medio de comunicación. En el s XVI los molinos hidráulicos y de viento, las naos y la imprenta, en el s. XIX el carbón, el ferrocarril y el telégrafo, en el XX el petróleo, el automóvil y la radio/tv y en el XXI las energías renovables, la logística automatizada e Internet.
Se denomina Internet de las cosas (IdC según la expresión acuñada por Kevin Asthon en 1995) a esta conexión en una tupida serie de redes inteligentes de comunicaciones, transporte y energía que englobara a cada empresa, cada vivienda, cada vehículo y todas las máquinas y objetos incluidos dentro de ellos.
Esta nueva revolución industrial es hija del capitalismo, pero por primera vez es incompatible con su padre ya que el mercado competitivo no funciona cuando el coste marginal de producir una unidad más, de muchos productos y servicios, tiende a cero. (energía solar, edición electrónica, enseñanza por Internet, etc.). La gran empresa también deja de tener una ventaja comparativa cuando la producción centralizada no disminuye los costes respecto a la pequeña empresa. Se mezclan las figuras de consumidor y productor surgiendo el proconsumidor (p. ej. Con placas solares en el techo yo en algunas horas produzco energía para la red general y en ocasiones cojo de esa red para mi consumo.)
La robotización y el Internet de las cosas lleva implícito que la mano de obra necesaria disminuye drásticamente no solo en las fábricas también en el comercio, las oficinas, la educación, la sanidad, incluso en los directivos. Por ello el “sistema fordiano”, (de Henry Ford: “Mis trabajadores compraran mis coches”) de distribución de una parte de la renta nacional a través del trabajo asalariado, deja de funcionar y la demanda solvente (la que tiene dinero) cae en picado.
Algunos estudios evalúan la pérdida de empleo mundial para el año 2030 (¡ya mismo!) entre 1.600 y 2.000 millones. En España se estima en una pérdida de 55,32% del empleo.
El otro gran cambio puede venir del colapso del sistema financiero víctima de sus sucesivas burbujas. Recordemos que, según publicaba el London Bank en 2014, más del 95% del total de dinero que hay en el mundo no son monedas y billetes, creados por los bancos centrales, sino que es puramente digital y ha sido creado por los bancos privados mediante la concesión de créditos.
Ello ha generado una inmensa deuda de las empresas que, en contra de lo que se cree, es mucho mayor que la del sector público. En este gráfico del 2013, citado por Marco Antonio Moreno en el Blog Salmón, se observa que el grueso de la deuda, no es la pública ni la privada sino que, es la de los propios bancos y las grandes empresas (que casualmente están en gran parte en sus manos)
La estrategia de salvar bancos con dinero del contribuyente y no exigir responsabilidades ha hecho que la respuesta al estallido de la burbuja del 2007 haya sido “más de lo mismo” y la nueva burbuja del dinero es, probablemente 7 veces mayor que la del 2008. En concreto en USA el dinero en circulación más los depósitos a la vista y acorto se multiplicaron por 3 en los 4ª años posteriores al 2008. Véase el siguiente gráfico basado en datos de la Reserva Federal Americana (datos en billones de dólares) que nos da una estimación de la oferta de dinero (M3).
La situación es tan dramática que el FMI y el London Bank, a través de 2 de sus grandes economistas han lanzado la propuesta de quitar a los bancos privados la facultad de crear dinero. ¿Cómo? Jaromir Bernes y Michael Kumhof en su artículo de 2012 The Chicago Plan Revisited proponen resucitar el Plan, propuesto en 1933 por Henry Simons de la Universidad de Chicago y apoyada por Irving Fisher de la Universidad de Yale, que obligaría a los bancos a respaldar con el 100 por ciento de reservas a sus depósitos bancarios, esto significa, que solo pueden otorgar préstamos por un importe igual al de sus depósitos a plazo. Tampoco seguirían prestando dinero al Estado, sino que este recuperaría la capacidad para crear dinero, quitándosela al banco central. A cambio de esta “renuncia” la propuesta de Henry Simons ofrece un esquema para la transición del actual sistema de creación de dinero por parte de la banca privada, en el que los contribuyentes nos hacemos cargo de la actual burbuja de dinero bancario. ¿Les suena este final de la propuesta?
El capitalismo muere de éxito, su acumulación de capital físico y tecnológico nos ha traído a las puertas de una sociedad de la abundancia, en la que las maquinas conectadas en redes inteligentes harán, probablemente, más del 80% de las tareas que realiza el empleo actual. Pero para aprovechar estas ventajas hace falta una nueva economía basada en la colaboración y no en la competencia, un nuevo reparto de la renta, tipo Renta Básica Universal, y una nueva sociedad con valores no consumistas.
No sabemos todavía cómo llegar a esa nueva sociedad, pero la evolución del sistema nos va llevando a ella, pese que nuestros grandes empresarios y políticos siguen proponiendo e implantando medidas claramente obsoletas.