Tengo un amigo que continuamente me asalta con la misma pregunta, lo costoso que debe ser escribir me dice. Y yo le respondo que no. Se hace en poco, máxime cuando uno tiene la sana costumbre de no corregir lo tecleado, recuerdo de los viejos tiempos de las olivettis y los correctores de imprenta. Lo que realmente resulta costoso es dar con el tema a tratar. Sobre todo como cuando, ahora mismo, hay tantas y tantas cuestiones que evaluar y sobre las que dar un mejor o peor parecer. Como muchos otros, caigo en la trampa y lejos de abordar los problemas del paro, del alza de los precios y los impuestos (¡esa DGA que carga el precio de la gasolina -no soy conductor ni dispongo de coche oficial gratis total!), de las innumerables familias que las pasan moradas, de los problemas de la sanidad o de la enseñanza, etc, aquí me tienen con Cataluña a cuestas. ¿No les parece que ya es hora de acabar con esta historia? ¿Una consulta? Si, en la que voten todos los españoles y luego se ponderen los datos. En el conjunto del Estado, sorpresas incluidas, parece obvio el resultado. En el territorio catalán saldrá un sí o un no a las pretensiones independentistas. Si optan por el no, manos a la obra y arreglar la organización del Estado. Si votan si, pues a sentarse y a hacer cuentas. ¿Cuánto ha invertido España en Cataluña en todos los órdenes? ¿En qué medida Cataluña ha contribuido al común? Y como hablamos de economías, pues nadie cuestiona singularidades, lengua ni cultura, que se conviertan en Colonia de todos, España incluida y tan felices. Eso si, las cuentas claras y lo suyo suyo pero lo nuestro de todos.
Cataluña a cuestas. Por Antonio Domínguez
