Durante mucho tiempo Ecociudad ha estado en el ojo del huracán por los conflictos políticos suscitados en el Ayuntamiento zaragozano. Todos contra ZeC. Como es sabido, Ecociudad es una Sociedad Municipal zaragozana que tiene como finalidad gestionar y ejecutar las actuaciones y servicios de las diferentes infraestructuras urbanísticas de Zaragoza. Entre ellas, la gestión del saneamiento y depuración del 100% de las aguas residuales. Como en tantos y tantos asuntos municipales, tuvo mucho que ver en el asunto el ex vicealcalde socialista de la ciudad Fernando Gimeno, quien al encomendar tales gestiones a “Ecociudad-Zaragoza” señalaba que así “se da más flexibilidad para que haga las inversiones precisas, puesto que como sociedad podrá acudir a financiaciones y endeudamientos que el ayuntamiento tiene prohibidas”.
Al frente de esta sociedad, Pedro Santisteve, ha estado al frente de la misma hasta no hace mucho, tras haber sido acusado por el letrado de la misma de cinco posibles delitos (prevaricación, acusación y denuncia falsa, ocultación de documentos, acoso laboral y falsedad), en respuesta a las sospechas del actual equipo de gobierno municipal en el sentido de que pudieran existir irregularidades en la depuradora de la Almozara. La empresa Drace, encargada de la gestión de la misma estaba obligada a realizar una serie de mejoras que no se realizaron y que llevaron tanto a Drace como a Ecociudad, al decir del alcalde Santisteve, a falsificar un acta que trataba de justificar la ausencia de tales mejoras. Tras dimes y diretes, y no poca oscuridad, todo concluyó con el abandono de sus cargos en Ecociudad, hace seis meses, del alcalde Santisteve y los concejales Artigas y o Muñoz, y el sorprendente nombramiento de la concejala del Partido Popular, María Navarro, como presidenta de la sociedad.
Se puede pensar lo que se quiera y, parece obvio, relacionarlo con el hecho de que el pasado jueves un digestor de fangos de la ya famosa depuradora de la Almozara se averió por la acumulación de restos deshilachados, producidos por esas toallas húmedas que los humanos arrojan a los váteres, convertidas en monstruos peores que las ratas. Quien ejerce como director técnico de Ecociudad, José Ignacio Castrillo, achaca a tales residuos higiénicos la culpa de la avería en el digestor de marras.
Ya nos podemos ir preparando, pues resolver la avería va a suponer un costo enorme en euros que alguien deberá asumir, y ya se imaginan quiénes. Si llama la atención que la planta de la Almozara, que ya tiene 29 años de funcionamiento, nunca se ha vaciado ni limpiado. Y también habría que volver sobre ese rifirrafe político generado por no haberse realizado las mejoras necesarias. Y por supuesto, sobre el funcionamiento de la sociedad durante el mandato que está ejerciendo la concejala popular Navarro y quienes la auparon a tal responsabilidad.
Y por supuesto, no arrojen por los inodoros a las pobres toallitas higiénicas.