
La Monarquía está especialmente blindada constitucionalmente frente a eventuales reformas por el artículo 168. No solo está blindada por nuestra Carta Magna, sino que desde los grandes poderes económicos, a los cuales está subordinado el político, se emprenden campañas mediáticas para ensalzarla con el objetivo de presentarla como una institución fundamental e insustituible, y que su hipotética desaparición supondría un cataclismo para nuestra democracia.
Estos días con motivo del 50 aniversario de Felipe VI estamos soportando una campaña insufrible. Una comida de la familia real en el Palacio de la Zarzuela, así como los Reyes llevando personalmente a sus hijas al colegio, han sido presentados como ejemplo de una familia normal. No sé quién la habrá diseñado, pero los objetivos están siendo los contrarios a los perseguidos. De natural nada, pura representación teatral. Acaba de producirse la imposición por parte de Felipe VI a su hija, la Princesa Leonor, el Collar del Toisón de Oro, la máxima distinción que concede la Familia Real española, en una solemne ceremonia en el Palacio Real, que coincide con la celebración del 50 cumpleaños del jefe del Estado. El Rey ha querido compartir su aniversario con la heredera a la Corona, en el que va a ser su primer acto institucional. A Leonor, niña de 12 años, su padre le ha dirigido las siguientes palabras: “Recibir este toisón implica para ti unas responsabilidades especiales que habrás de asumir inspirada por los valores e ideales más profundos, valores que deberás albergar y fortalecer día a día en tu corazón, porque tus acciones, todas, deberán guiarse por el mayor sentido de la dignidad y la ejemplaridad, por la honestidad y la integridad, por la capacidad de renuncia y de sacrificio, por el permanente espíritu de superación y por tu entrega, sin reservas, a tu país y a tu pueblo. Deberás respetar a los demás sus ideas y creencias y amarás la cultura, las artes y las ciencias pues ellas nos dan la mejor dimensión humana para ser mejores y ayudar a progresar a nuestra sociedad. Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola. Servirás a España con humildad y consciente de tu posición institucional y harás tuyas todas las preocupaciones y las alegrías, todos los anhelos y sentimientos de los españoles”. A una niña de 12 años, no se le puede someter a un acto tan solemne y dirigir tales palabras, porque no se va a enterar de nada. ¡Qué sabe ella de lo que es una Constitución! Se me dirá que el protocolo es el protocolo. Este acto de la imposición del Toisón de Oro me sirve como pretexto para hacer una reflexión. La ley de la vida es la evolución; esto es; adaptación a las nuevas circunstancias y, en definitiva, transformación. Las instituciones que lo olviden se apartan de las corrientes de la vida, es decir, se mueren.
Ahora quiero fijarme en una campaña promonárquica diseñada desde el ámbito editorial en torno a las navidades del 2012-2013, debido a que en aquellos momentos la institución estaba pasando por uno de los peores momentos en cuanto a credibilidad en la sociedad española. En el 2012 se produjo el viaje de caza a Boswana por parte de Juan Carlos I. No obstante, en esta España nuestra, los amoríos de los reyes son vistos con indulgencia; a veces, con casi aureola. El más leve desliz de una reina no se perdona.
No encuentro palabras para calificar tal campaña. Estos días de Navidad, insisto 2012-2013, visité en Zaragoza unos Grandes Almacenes, cuyo nombre no cito para no hacerle publicidad, aunque sí es el más importante, y me detuve en la sección de libros en el stand de Novedades de Historia. De 18 libros, 7 estaban dedicados a la institución monárquica. Hago una breve reseña de estos últimos. No sé por dónde empezar. Tengo profundas dudas, mas por algún sitio habrá que hacerlo. Ahí va el primero. De Ignacio Gómez-Zarzuela El Rey y el mar, cuyo prólogo lo ha escrito el príncipe Felipe, en el que se repasa no sólo la vinculación de don Juan Carlos con los deportes náuticos sino la historia que une a la familia real con el mar desde los tiempos de Alfonso XIII. Tiene que ser muy interesante conocer las navegaciones marítimas de la familia real. De Fermín J. Urbiola es Palabra de Rey, un relato del compromiso personal de don Juan Carlos con España. Es la historia de su pasión por la democracia, por la libertad, por la pluralidad, por el progreso. De Cesar de Lama Juan Carlos I: Las ideas y los hechos de un reinado«, en el que el autor nos dice que nunca habría un presidente de la República mejor que el Rey, aborda también el polémico viaje a Botsuana y subraya que la petición pública de disculpas pone de manifiesto «su gran talla humana» e implica «un elevado acto de humildad y a la vez de nobleza de espíritu» en un país «en el que nadie pide perdón», aún más cuando el autor cree que incluso no había motivos para que se disculpara. Del gran historiador Paul Preston Juan Carlos I, el Rey de un pueblo, en el que ha reivindicado el trabajo diario del rey Juan Carlos y su importancia como figura «neutral» en la política española con motivo de la edición revisada de su biografía del monarca. De Miguel Roig La mujer de Edipo. Las tres transiciones de la reina Sofía, en el que el autor nos dice que alabada por Franco, la Reina ha sabido «nadar y guardar la ropa» y posicionarse con discreción, hasta convencer a los españoles de la importancia de su papel institucional en la consolidación de la Corona.
Termino esta breve descripción hagiográfica sobre los personajes de la familia real con las dos últimas obras, las auténticas joyas de la corona. De María Teresa Campos con la Princesa Letizia, en el que la presentadora se mete en la piel de la esposa del heredero al trono para imaginar cómo piensa y cómo se siente doña Letizia en momentos tan complicados para la Monarquía española como los actuales. Por cierto a una señora muy emperifollada y enjoyada cuando acaba de elegir esta obra, le hice la observación que era un gran libro, producto de un largo trabajo de investigación en archivos, hemerotecas y con numerosas consultas bibliográficas. Me lanzó una mirada, que no supe calificarla.
Y que haya reservado para el final esta obra, mis lectores lo podrán entender enseguida. Se trata de Infantas de José Mará Zavala, en la introducción se nos dice que son todas Borbones… pero tan distintas y deslumbrantes como las gemas orientales de un inmenso collar. ¿Sabía por qué a la segunda infanta de la dinastía, María Josefa Carmela de Borbón y Sajonia, se la motejó como «la de los huesos frágiles»? ¿Y la verdadera razón de que a la infanta Carlota Joaquina se la apodase «la intrigante» o a Luisa Carlota «la celestina»? ¿Conoce por qué la infanta Elvira desfila por estas páginas como «la fogosa» y a la infanta Cristina se la denomina sin tapujos» la equilibrista»? Romances secretos, infidelidades, complots, muertes trágicas, matrimonios regios por razones de Estado… y sonados divorcios. Nuestra galería de infantas se compone de veinte inusitados retratos que abarcan los cuatro últimos siglos de la Historia de España, desembocando en pleno siglo XXI, donde la infanta Leonor se erige como inmediata sucesora de su padre el príncipe Felipe, quién sabe si Felipe VI, rey de España, algún día. En Infantas emergen con todo su esplendor las hijas de reyes y príncipes. Un recorrido apasionante por el pasado, presente y futuro de las mujeres de la dinastía borbónica, veinte infantas que pudieron reinar en España.
Un cuento de Hadas, en un país que funciona al ritmo de ilusión.
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