
Miembro del Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha aprovechado su discurso sobre el Estado de la Nación para anunciar una nueva arma nuclear. Próximas las elecciones presidenciales, que se celebrarán en Rusia el próximo 18 de marzo de este año, el señor Putin ha aprovechado la ocasión para hacer campaña electoral presentando otro artefacto nuclear.
Además de la reflexión sobre la nueva carrera nuclear, a la que se han lanzado las grandes potencias norteamericana y rusa, y a la que se suman los chinos y los norcoreanos, se quiere llamar la atención sobre los líderes de estas naciones con un enorme poder nuclear y su forma de acceder al poder.
Con respecto al armamento nuclear se observa con preocupación e inquietud el crecimiento de la escalada por parte de Rusia con el anuncio, en el mencionado discurso de Putin, de un nuevo misil capaz de atravesar el espacio sin ser detectado. Aunque el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, rara vez critica a su homólogo ruso, su Administración, a través de su Secretario de Estado, ha acusado a Rusia de vulnerar el tratado de 1987 sobre limitación de misiles. Por su parte, Trump ya anunció previamente una actualización y modernización de sus arsenales nucleares.
En el mundo ya hay demasiadas armas nucleares y la sociedad civil, a través de las Naciones Unidas ha promovido la eliminación de estas armas. Las potencias nucleares no han secundado esta iniciativa. (España, alegando su pertenecía a la OTAN y por consiguiente su debida lealtad a sus aliados tampoco ha suscrito este tratado). Una situación inaceptable que nos retrotrae a los peores tiempos de la Guerra Fría.
La segunda reflexión es acerca de los líderes que gobiernan el mundo. En primer lugar Trump, un personaje que no inspira confianza para la paz mundial, pero que ha sido elegido democráticamente, y eso es lo que entristece y preocupa. ¿Como un sujeto con una personalidad tan acusadamente agresiva puede cautivar a tantos millones de personas?
Si continuamos con Putin, cuya elección democrática está por comprobar, tampoco es un personaje que con sus hechos haya demostrado tener un talante conciliador. Sus discursos y sus acciones (Siria, Ucrania o Crimea son algunos de los ejemplos) no parecen ser muy ajustadas a la diplomacia pacífica. Y también sorprende y causa desazón que para conseguir votos recurra al discurso militarista.
No se debe olvidar a Kim Jong Un, el líder norcoreano, que tampoco obedece a los parámetros de racionalidad y prudencia que deben caracterizar a un mandatario nacional. Sin olvidar que países tampoco fiables democráticamente hablando como China, India, Israel y Pakistán también están en el club nuclear. No se excluyen de este distinguido club ni a Francia ni al Reino Unido, que aunque democracias avanzadas, por tanto, sometidas a riguroso control de los ciudadanos, no hacen nada por reducir y eliminar sus arsenales nucleares.
Ya existe el Tratado sobre el Comercio de Armas y recientemente se ha aprobado el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares. Gestos de buena voluntad, fomentados desde la sociedad civil preocupada por la carrera de armamentos convencionales y de destrucción masiva como el nuclear.
La carrera nuclear parece tomar nuevo impulso. La guerra siempre es absurda, sobre todo para las víctimas inocentes, que suelen ser la gran mayoría. Pero la guerra nuclear es una auténtica aberración humana, una destrucción total, un desastre medioambiental, una locura.
Publicado en mi blog Paz y Seguridad Internacional
Convendría recordar quién tiene más bombas atómicas y quién amenaza más, mientras yo veo una actitud pasiva en Putin veo una actitud agresiva «como siempre» del imperio yanqui.
«Los militares estadounidenses están preparando a las Fuerzas Armadas de países europeos para el uso de armas nucleares tácticas contra Rusia», ha denunciado el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en la Conferencia de Desarme en Ginebra. http://tass.ru/politika/4994678
Lavrov ha destacado que «Rusia no tiene armas nucleares tácticas desplegadas y no ensaya su uso», sino que las armas existentes se han concentrado «en las bases de almacenamiento centrales en nuestro territorio nacional».
Puede que Putin sea el lobo pero desde luego los yanquis no son capericita.
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