Manuel Valls “Me he metido en este debate porque he nacido en Barcelona, soy hijo de catalán y quiero ser coherente con mis orígenes catalanes y españoles”.
En los últimos tiempos es constante la presencia del ex primer ministro francés Manuel Valls en España, tanto en diferentes actos políticos como en conferencias y círculos de poder, teniendo una importante presencia en los medios de comunicación. Hijo de españoles y nacido en Barcelona en 1962, acaba de divorciarse de la excelente violinista Anne Gavroin para emprender una nueva relación con Olivia Gregoire, actual portavoz de la conservadora República en Marcha en la Asamblea Nacional francesa. ” Ahora vivo con una diputada que viene de la derecha. Mi vida es lo que es la contradicción o la suma de lo que es hoy la política. Por eso soy un hombre de izquierdas, pero ante todo un patriota francés” acaba de declarar. Y ello no es óbice para que se sienta también español y catalán, siempre en la perspectiva de esa Europa que las gentes lúcidas tratan de construir a pesar de las tachuelas que norteamericanos y rusos siembran por doquier. Francés, español y europeo, ahí está sopesando presentarse como cabeza de lista de Ciudadanos al Ayuntamiento de Barcelona en las elecciones que tendrán lugar en mayo de 2019.
En el programa Los Desayunos de TVE, respondiendo a la pregunta formulada al respecto por uno de los contertulios no dudó en responder con un contundente “me lo voy a pensar”. Valls, que constantemente se declara enemigo del independentismo catalán y que no dudó en participar en la manifestación convocada por Sociedad Civil Catalana, sería una baza importantísima de cara a establecer claridad en ese conflicto abierto entre “constitucionalistas” e “independentistas”. Si decide presentarse, la actual y enredadora alcaldesa Ada Colaú y su formación, Barcelona en Común, tendrían un duro hueso a roer, así como los socialistas de Iceta. Valls, catalán, francés y europeísta, sería el ciudadano ideal para volver a poner a Barcelona en el mundo y difícilmente podrían negarle el apoyo tanto socialistas como comunes.
De momento, y a expensas de lo que depare el futuro, Manuel Valls no engaña a nadie. “Me he metido en este debate porque he nacido en Barcelona, soy hijo de catalán y quiero ser coherente con mis orígenes catalanes y españoles”. Convencido de que “España es un Estado democrático “y de que no existe posibilidad alguna de que Cataluña se separe de España”, podría ser el regalo que Francia hace como reciprocidad al que España hizo con Ana Hidalgo, actual alcaldesa de París. Europa en marcha, más allá de nacionalismos vacuos, retrógrados y sin sentido.