En las encuestas, López Obrador alcanza el 43,4% de la intención de voto.
Méjico anda enfrascado en una campaña electoral a la Presidencia de la República que, según todos los indicios llevarán por fin a la más alta magistratura de la República a López Obrador quien, según todas las encuestas alcanza un 43,4% de intención de voto. A la tercera parece que irá la vencida. Los electores confían en que este hombre sea el motor de un cambio más que necesario, un cambio que se debate entre dos vías: la ruptura con la actual situación, dramática, o la reforma. Si se considera que el presumible vencedor sostiene que los mejores tiempos de Méjico son los anteriores a 1982, no parecería sorprendente que la opción de cambio se mueva desde opciones reformistas y no de ruptura.
Dirigido hasta ahora por unos políticos neoliberales que no han sabido solventar los gravísimos problemas de una nación que cuenta con inagotables recursos de toda índole que deberían permitir avances sustanciales en la calidad de vida de una población de 120 millones de habitantes, ahora se ve, además, en la tesitura de abordar los peligros generados por su poderoso vecino, en manos de un Trump que si amenaza con levantar un muro disuasorio, ya está, y es lo más grave, poniendo en marcha políticas intervencionistas en todos los ámbitos económicos y también culturales. En su afán de romper con las políticas neoliberales López Obrador propone modificar el Tratado de Libre Comercio con EEUU, sustituir la actual reforma energética (que ha permitido firmar más de 90 contratos internacionales por 80.000 millones de dólares), elaborar una nuevo reforma educativa y, entre otras propuestas, parar la construcción del aeropuerto de Ciudad de Méjico, en el que ya se llevan gastados más de 3.000 millones de dólares (el actual aeropuerto, valga como ejemplo, es más pequeño y mueve menos pasajeros que el de Palma de Mallorca). Y para poner en marcha sus reformas pretende erigir un “Estado rector” cuya primera tarea sería preparar una “Constitución moral”. Que cada cual piense lo que mejor le venga…. ¿Está en marcha la construcción de una dictadura?
Es cierto que actualmente el país está dirigido por círculos corruptos donde destaca sobremanera el poder de los diferentes cárteles de la droga, dueños y señores de cuerpos y almas. Cada año mueren violentamente más de 30.000 personas y según, fuentes absolutamente fiables, el 52% de la policía está corrompida en diferentes grados. El índice de robos y desmanes varios alcanza cifras de escándalo. Solventar estos problemas debería ser la primera tarea de los nuevos mandatarios.
En todo caso ¿en qué puede apoyar España a una Nación que tanto hizo por España y tan orgullosa está de su pasado y de su lengua? ¿Está a la altura de lo que debería ser una obligación nuestra diplomacia?