Análisis sin prisas sobre las elecciones del 28-A

Análisis sin prisas sobre las elecciones del 28-A
Cándido Marquesán
Cándido Marquesán, Profesor de instituto

Me ha parecido pertinente que pasaran unos días para hacer un análisis pausado sobre las elecciones generales del 28-A.  A bote pronto no parece muy recomendable. Las prisas son malas consejeras. Decía un viejo de mi pueblo que solo les vienen bien a los ladrones y a los malos toreros. Dejemos tanto circunloquio y vayamos al grano.

El primer dato incuestionable es que acabó el bipartidismo. Aparecen ya 5 grandes partidos a nivel estatal. PSOE y PP  tienen ahora el 45,4% de los votos (53,7% del Congreso), mientras que en 2008 tenían el 83,81 (92,3%).

El PSOE vuelve a ser la primera fuerza política e inyecta aire a una socialdemocracia muy alicaída en Europa. Casi duplica al segundo partido en escaños. Crece mucho, tanto en votos (6%) como en diputados. Sacó rédito a la moción de censura y a los meses de gobierno, ofreciendo su lado más progresista y eso lo valoró su potencial electorado. Quienes auguraron su pasokización desestimaron la fortaleza de la estructura territorial del PSOE, su capacidad de resucitar. El PSOE es mucho PSOE.  Pedro Sánchez no solo es  resistente sino que también políticamente afortunado, además ha conseguido trasmitir un mensaje claro: hay que rebajar la tensión política ante el problema más grave en la España de hoy. La resolución de  problemas complejos con un yunque y un mar­tillo todavía tiene predicamento en España, como muestran  los votantes de Abascal, Rivera y Casado, pero no es dominante. Rebajar la tensión lo necesitaba la sociedad española. ¡Cuánto coraje ha mostrado Pedro Sánchez para enfrentarse a los enemigos internos de su propio partido! Hasta ayer mismo pudimos oír voces de barones del partido criticándole por el tema del relator en el tema de Cataluña, además de negarse a que coincidieran las elecciones generales con las autonómicas. Puede que algunos de ellos se hayan arrepentido, vistos los buenos resultados de Ximo Puig en la Comunidad Valenciana. Y  también afortunado porque la irrupción de Vox, fracturando a la derecha y movilizando al votante de izquierdas le ha facilitado el triunfo. Pero los socialistas deberían tener en cuenta una realidad: que la derecha, la suma total de los votos de PP, 4,3 millones: Cs, 4,1 y VOX 2,6, ha sido de 11,1 millones. Unos 160.000 votos más que los alcanzados por PP y Cs en las elecciones del 26-J del 2016. Y sin embargo, han tenido menos diputados: PP, 66, Cs, 57 y VOX, 24, total 147. Y en el 26-J de 2016, PP tuvo 137 y Cs 32, total 169. La explicación es producto de ley electoral vigente, terriblemente injusta. Es injusta porque va en contra del Art. 14 de nuestra Carta Magna “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Es también indigerible políticamente, algo que lo podemos observar con un dato: Pacma con 326.045 votos no tiene ningún diputado y el PRC, Partido Regionalista de Cantabria, de Revilla, con 52.197 tiene uno. Mas,  el derecho electoral es siempre conservador, y aquellas fuerzas políticas que de él se han beneficiado y lo siguen haciendo, que les ha permitido ganar las elecciones o tener una  representación política muy superior a su fuerza real, ni lo cambian ni lo cambiarán.

En cuanto a los resultados del PP se explican por la foto de la Plaza de Colón, las secuelas de la corrupción y la falta de liderazgo. Ciudadanos, todo un paradigma de populismo, sirviéndose de una confrontación obsesiva con los nacionalismos periféricos, sin ella su protagonismo sería muy escaso, ha aumentado en votos, 1 millón, y en escaños, 25, contando con un extraordinario  y sorprendente apoyo mediático y económico. En cuanto a su discurso de somos el partido de centro, reformista, liberal y moderno, a cualquier ciudadano medianamente informado políticamente le tiene que parecer pura demagogia, ya que se  declararán de centro, de derechas, o incluso socialdemócratas de toda la vida, según sople el viento de sus intereses.  ¿Si a Cs le quitamos la bandera y la confrontación qué les queda?

Unidas Podemos ha salvado los muebles si tenemos en cuenta lo que anunciaban las encuestas, aunque ha perdido cerca de 2 millones de votos y 29 diputados. Este descenso se debe a las luchas intestinas, los continuos e inmisericordes ataques mediáticos y el retorno de algunos de sus votantes al PSOE.

 Por último me referiré a los resultados de los partidos nacionalistas en Cataluña, tema trascendental, no en vano las convocatorias de las elecciones del 26-J y las del 28-A fueron propiciadas por el problema de Cataluña, problema que condicionará la formación del próximo gobierno y la política de la próxima legislatura.  Con demasiada alegría no pocos comentaristas han destacado el descenso del voto independentista. De verdad, no entiendo nada. Algunos fuerzan la realidad para que coincida con sus deseos. En las elecciones del 28-A: ERC tuvo  en votos el 24,58 %; Junts x Cat el 12,05 %; Front Republicà el 2,73 %; total, 39,36 %. En las del 26-J, ERC, 18,17% y CDC 13,92 %, total 32,09%.  Lo lógico es comparar los resultados entre generales, no generales con unas autonómicas, ya que efectivamente en las últimas de 27 de diciembre del 2017, JuntsxCat obtuvo, 21,65%; ERC, 21,39%, la CUP, 4,45%; total, 47,49%.  El aumento del independentismo  en  las del 28-A con respecto a las del 26-J proviene de los comunes, quizá porque  hayan visto en el pragmatismo de ERC un voto útil, ya que los republicanos sin renunciar al independentismo consideran  que  la independencia de momento debe aparcarse,   hasta que  haya unos claros datos electorales que la defiendan. No como el iluminado de Waterloo, que la quiere aquí y ahora. Unos detalles a considerar: un 54% de los votantes catalanes han apoyado opciones que defienden el referéndum; y que para ganar el PSOE necesita buenos resultados en Cataluña. En cuanto a los resultados del PP y Cs en Cataluña la respuesta está en la siguiente pregunta.  ¿Cómo explicar que su única  propuesta electoral fuera la aplicación de un artículo de la Constitución que tiene un carácter excepcional, aunque nada que lo justifique hoy?

Termino con unas reflexiones intrascendentes. España tiene muchos y graves problemas que deben ser  atajados con prontitud, por lo que no parece de recibo que haya que esperar a las elecciones del 26 de mayo para la formación del gobierno. Y en cuanto a su orientación política, tiene un buen referente en Portugal, que ha funcionado muy positivamente.

Cándido Marquesán Millán

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