Gobernar en coalición

Gobernar en coalición
Cándido Marquesán
Cándido Marquesán, Profesor de instituto

Gobernar en coalición permite expresar mejor los principales valores de la democracia.

El fracaso de la investidura a la presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez y la correspondiente repetición de elecciones, me sirve para hacer algunas consideraciones sobre los gobiernos de coalición (GC). El artículo tiene una primera parte explicativa de las razones de la no consecución de un GC en España. La segunda trata de explicar las características de los GC, así como los procedimientos adecuados para su construcción, sus ventajas e inconvenientes.

Según Josep M. Colomer, en los 40 años de democracia España es el único país de Europa, en el que nunca ha habido un gobierno de coalición a nivel estatal, siempre controlado por un único partido. Dos gobiernos de UCD; siete del PSOE; y cuatro del PP. Como promedio el apoyo electoral ha sido del 40%. No hablo del número de escaños. Han sido gobiernos excluyentes, ya que siempre una minoría de votantes son los ganadores, porque el partido al que votaron es el que forma el gobierno.

Estos gobiernos minoritarios son producto de unas reglas institucionales, fundamentalmente el sistema electoral y los requisitos a la hora de nombrar o destituir al presidente del gobierno. En cuanto al sistema electoral fue diseñado por el gobierno de Suárez sin contar con la oposición democrática, con el objetivo de sobrerrepresentar los distritos rurales sobre los urbanos, para que alcanzará la mayoría absoluta la UCD en detrimento del PSOE. A la hora de elegir el presidente si no se alcanza por la mayoría absoluta en escaños, se puede por una relativa en segunda vuelta. De ahí, la posibilidad de gobiernos minoritarios, que se pueden mantener siempre que los partidos de la oposición no se pongan de acuerdo para acordar una moción de censura. Han fracasado tres mociones, del PSOE en 1980; del PP en 1987; de Podemos en 2017. Y ha prosperado la de Sánchez.

La consecuencia de gobiernos minoritarios tanto en votos como en escaños ha sido una política de confrontación, que se amortiguaría con gobiernos de coalición. Confrontación que no se ha producido en política macroeconómica, al haber sido coincidente entre los dos grandes partidos. Miguel Boyer anunció un programa de estabilización de 10 años, una estrategia continuada por Solchaga y Solbes. En los periodos de expansión, se privatizaron monopolios estatales, se liberalizaron los mercados de capitales y trabajo, se facilitó la inversión extranjera y el incremento del gasto social. En periodos de recesión dentro de la Unión Europea: equilibrio presupuestario, incremento de impuestos, rebaja de salarios, recorte del gasto, y otras medidas de austeridad. El PP con los Rodrigo Rato y Montoro se identificaron con estas políticas.

Está claro que en España no tenemos experiencia política de Gobiernos de Coalición a nivel estatal. Otra cosa es a nivel autonómico o municipal.

Tengo la impresión de que gran parte de la sociedad española todavía no ha digerido la nueva situación política, surgida tras la crisis y la irrupción del 15-M. La situación política anterior instaurada en el régimen del 78 se basó: Monarquía, la Constitución del 1978, las Cortes  y bipartidismo. Como sabemos la monarquía pasó un momento de crisis, restaurado en parte con el nuevo monarca. La Constitución se ha quedado vieja, ya que fue votada por aquellos  que tienen hoy 59 años o más. Si las fuerzas políticas siguen unos cuantos años reacios a su reforma, podría darse la situación de que la gran mayoría de los que la votaron, tristemente hayamos desaparecido. Es un dato para reflexionar. Y en cuanto a las Cortes, no hace mucho tuvieron que estar protegidas por la policía nacional. Pero me quiero referir al bipartidismo con partidos nacionalistas como muletas para los diferentes gobiernos estatales, y, un PCE o Izquierda Unida con un protagonismo político marginal, injusto por   la Ley Electoral.

Hoy la situación política es completamente distinta, totalmente diferente a la del diseño del régimen del 78: 5 partidos estatales, y en el ámbito de los partidos nacionalistas, una parte de ellos se ha inclinado por la independencia. Un inciso, esta situación es muy semejante a la que propició la repetición de las elecciones del 26-J en el 2016, salvo que en esta fecha no tenía el protagonismo actual VOX.

Lo más grave es que parte de una clase política ha tratado de gestionar esta nueva situación política, multipartidista con un esquema de antes, bipartidista, del régimen del 78. El uso del término régimen del 78 levanta muchas suspicacias entre aquellos participes en su construcción.  Creo que son infundadas.   Ya que según acaba de señalar Josep M. Vallés, “el término  régimen es lo que algunos aprendimos de Duverger vía Jiménez de Parga en nuestro primer curso universitario. Un régimen político es la forma que una sociedad tiene de gestionar sus problemas colectivos, recurriendo a una determinada combinación de instituciones, normas y actores sociales y políticos”. El régimen del 78 permitió dos largas décadas de estabilidad y prosperidad, probablemente las mejores de nuestra historia contemporánea. Sin embargo, de manera continuada e irreversible desde principios de este siglo, el régimen muestra deficiencias claras para gestionar razonablemente los problemas colectivos,  como la nueva situación política multipartidista. El empecinamiento del PSOE de no formar un gobierno de coalición con Unidas Podemos,  es tratar de aplicar esquemas del pasado como sería la pretensión de conservar la hegemonía de los tiempos del bipartidismo del régimen del 78. De ahí, la repetición de las elecciones. Sánchez no ha entendido que son otros los tiempos políticos.

Pasemos a la segunda parte, a tratar de explicar las características de los GC, así como los procedimientos adecuados para su construcción, sus ventajas e inconvenientes.

Un buen y extenso documento es el de Coaliciones. Una guía para partidos políticos, del Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales y el Centro para la Paz y los Derechos Humanos de Oslo. Y también el artículo Los gobiernos de coalición y su incidencia sobre los presidencialismos latinoamericanos, de Josep Mª Reniu de la Universidad de Barcelona y Adrián Albala del Institut des Hautes Études de l’Amérique Latine, Sorbonne Nouvelle – Paris III. Aunque este último se refiere a Latinoamérica, sus ideas son extrapolables a otros contextos políticos. En base a ambos documentos expongo las siguientes ideas.

Gobernar en coalición exige más pericia política, un mayor dominio del arte de la política y, sobre todo, el establecimiento de pautas de comportamiento interno, en el seno de la coalición. Un GC debe incrementar la comunicación entre gobernantes y gobernados teniendo en cuenta una opinión pública progubernamental con criterios dispares, exigir a los miembros del gobierno protocolos muy claros para la comunicación de políticas, diseñar criterios para gestionar posibles crisis de gobierno, crear órganos plurales de coordinación de la acción de gobierno, clarificar las relaciones entre el gobierno y los grupos parlamentarios que lo apoyan, evitar una inflación de departamentos y de cargos de sottogoverno y compatibilizar el impulso de una acción de gobierno compartido con la identidad partidista de los miembros de la coalición. Dicho de una manera más clara un GC no son dos gobiernos, es uno solo, del que pueden formar parte dos o más partidos políticos. Un ejemplo de varios partidos fue la Concertación de Partidos por la Democracia, conocida como Concertación, que gobernó en Chile tras la dictadura de Pinochet.

Los GC han sido criticados por las supuestas irregularidades que conllevan los acuerdos interpartidistas, desde la traición a la voluntad expresada por los electores (cuando el partido más votado —o con más escaños— queda fuera del ejecutivo), a los negativos efectos del chantaje político al que algunos partidos menores pueden desempeñar, como los «partidos bisagra» o a los partidos de ámbito no estatal en el caso español; al argumento de que la formalización de un acuerdo es un ejemplo de debilidad política, de incapacidad de llevar a la práctica el programa político propio. También se les ha achacado inestabilidad política, desmentida claramente desde mitad de los 80 por los trabajos de Strom (1990).

Mas, lo cierto es que el funcionamiento de los sistemas políticos descansa en la necesidad de acuerdos interpartidistas, de construir consensos y, a fin de cuentas, en la negociación entre distintos actores. Se ha señalado repetidamente que gobernar en coalición permite expresar mejor los principales valores de la democracia. Compartir responsabilidades de gobierno con otras formaciones es una apuesta decidida por el pluralismo político, ampliando así la base social del gobierno. Como efectos de estas dinámicas coaliciones del poder compartido, la sociedad obtiene mayores explicaciones sobre la acción de su gobierno, se percibe una mayor sensibilidad gubernamental hacia sus reivindicaciones, los ciudadanos se interesan más por la política y la sociedad, en su conjunto, gozará de mayor salud democrática.     Los factores que condicionan la formación de GC se encuentran muy vinculados con el fortalecimiento del sistema democrático. Por un lado, la necesidad de crear mayorías parlamentarias sitúa al Parlamento en el centro de la actividad política y otorga una importancia central al diálogo político, lo que da paso al coprotagonismo de las fuerzas políticas minoritarias. E influyen en la consolidación de una opinión pública favorable al respeto por la diversidad, la tolerancia, la solidaridad, el consenso, la integración, la confianza y el gobierno compartido.

A la hora de formar un GC se requieren unas condiciones muy claras. Primero, que realmente haya interés en su formación, por parte de los partidos políticos que aducen estar interesados en esta tarea. Tengo la impresión que determinado partido político no tenía interés alguno en un GC, aunque lo haya dicho, ya que solicitaba la abstención de otros partidos políticos para alcanzar la investidura. Segundo, confianza entre ambos partidos políticos, incluidos sus líderes. Sin ella es una utopía. Y tercero, si se quiere de verdad un GC hay que ponerse a la tarea para su formación con prontitud, ya que supone un largo proceso. En Alemania, la coalición de CDU/CSU y el SPD presidía por MERKEL en 2018, se alcanzó tras 136 días sin gobierno, y tras doce días de negociación y parte de sus noches de los equipos de negociación de ambos partidos,  se plasmó en un documento de 177 páginas y 14 capítulos, en el que se desgranó el programa de Gobierno, que, insisto, es un gobierno, no dos. Sin embargo, aquí se ha querido alcanzar un GC en 20 horas, con documentos intercambiados aprisa y corriendo, algunos de ellos filtrados a los medios de comunicación antes que al otro partido. La formación de un GC es una tarea compleja, requiere mucho tiempo, elección de equipos de negociación, elaboración de documentos, trabajo de discusión, etc.

Para darnos idea de su gran complejidad puede servirnos el documento citado anteriormente de Coaliciones. Una guía para partidos políticos, consultable en la RED del Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales y el Centro para la Paz y los Derechos Humanos de Oslo. Es un documento muy extenso de 124 páginas donde se especifican todos los procedimientos necesarios para la construcción de un GC. Tiene los siguientes apartados.

PANORAMA GENERAL  

INTRODUCCIÓN  

CONSEJOS Y HERRAMIENTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE COALICIONES

 CONCEPTOS CLAVE  

PASO 1: DESARROLLAR UNA ESTRATEGIA DE PARTIDO.  

PASO 2: NEGOCIAR LA COALICIÓN.  

 PASO 3: COMENZAR EL PROCESO.  

PASO 4: TRABAJAR EN COALICIÓN.  

PASO 5: IDENTIFICAR LAS LECCIONES APRENDIDAS.  

CASOS DE ESTUDIO DE GOBIERNOS DE COALICIÓN EN   CHILE   NORUEGA   IRLANDA  

BIBLIOGRAFÍA

CONSEJOS Y HERRAMIENTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE COALICIONES   y en los CONCEPTOS CLAVE es muy interesante el apartado que describe las ventajas y desventajas de la construcción de coaliciones.

VENTAJAS:

Al combinar fuerzas y recursos con otros, los partidos pueden aumentar su influencia y alcanzar metas que no podrían lograr por sí mismos.

Los partidos pueden llegar a un electorado más amplio y aumentar su número de votantes al unir fuerzas con otros. Esto puede crear oportunidades para obtener escaños en el poder legislativo, formar un Gobierno y alcanzar otras metas políticas específicas.

Pueden ofrecer oportunidades para manejar divisiones (por ejemplo, étnicas y religiosas) y ampliar la participación en el gobierno.

Al compartir recursos (por ejemplo, dinero o personas), los partidos pueden mitigar las debilidades entre sí y beneficiarse de las fortalezas de sus aliados.

El público puede ver la construcción de coaliciones como un esfuerzo admirable por considerar otros puntos de vista y buscar el compromiso.

 Los miembros de la coalición pueden aprender unos de otros y fortalecer sus organizaciones individuales con base en esas experiencias.

El público puede asociar a los partidos políticos con los éxitos de la coalición, ayudando así a aumentar el apoyo.

DESVENTAJAS:

Para encontrar un punto en común con los aliados, cada partido debe hacer ciertas concesiones en sus prioridades y principios y ceder algo de control.

Los partidos pierden cierto control sobre los mensajes que se transmiten y la toma de decisiones, y es posible que les sea difícil mantener un perfil distintivo que los diferencie de sus aliados en la coalición. (Con frecuencia, los aliados menores en las coaliciones salen más debilitados de estas).

El público puede sentir que los líderes del partido han abandonado sus principios para disfrutar de las bondades del poder.

Es posible que el público asocie a los partidos individuales con políticas controversiales o poco populares emanadas de la coalición, lo cual puede debilitar el apoyo al partido en las siguientes elecciones.

La necesidad de consultar y llegar a un acuerdo entre los miembros de la coalición hace que la toma de decisiones gubernamentales sea más compleja y/o lenta.

La poca comunicación dentro de cada partido en torno a las metas, los objetivos y los beneficios de la coalición pueden fomentar tensiones y divisiones intrapartidistas.

Las grandes coaliciones o las coaliciones con una mayoría abrumadora pueden debilitar o marginar a los grupos de oposición democráticos.

CONSEJOS Y HERRAMIENTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE COALICIONES  hay una descripción detallada de las cuestiones que deben abordar los partidos en cada uno de los CINCO PASOS. Los describo brevemente.

Paso 1: En “Desarrollar una estrategia de partido” se incluyen pasos, herramientas y consejos que los partidos pueden usar para prepararse para una posible construcción de una coalición. Esto incluye dejar claro cuáles son los marcos regulatorios y los procesos internos que deben seguir los partidos, establecer un equipo para investigar los posibles aliados y elaborar la estrategia y preparar argumentos para la negociación.

Paso 2: En “Negociar una coalición” se describen algunos de los arreglos administrativos que pueden ser necesarios para apoyar el proceso de negociación; se incluyen ejemplos de la manera en que se han estructurado las negociaciones y diferentes enfoques que los partidos han usado para alcanzar acuerdos.

Paso 3: En “Comenzar el proceso” se destaca la importancia de los convenios de coalición y el proceso que los partidos deben seguir para finalizar la negociación de la coalición y comunicar sus contenidos a las estructuras de cada partido y al público en general.

Paso 4: En “Trabajar en coalición” se describen algunas de las estructuras y los sistemas que los partidos han usado para manejar las relaciones y la manera de compartir información mientras dura la coalición.

Paso 5: En “Identificar las lecciones aprendidas” se sacan diferentes conclusiones sobre los motivos de disolución de las coaliciones y el impacto que la coalición ha tenido en el propio partido, etc.

Me parecen muy oportunas para acabar las palabras de Kjell Magne Bondevik, ex primer ministro de Noruega, que aparecen en la entradilla  de la descripción del Gobierno de Coalición de Noruega. Para meditar.

Los noruegos con frecuencia dicen que, en un debate, el más fuerte es el que debe ceder”.

Cándido Marquesán Millán

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: