Bauman y la igualdad

Sociedad

Hace unos días falleció Zygmunt Bauman, una de las mentes más lúcidas de los últimos tiempos. Todos nos vamos porque todos somos prescindibles aunque a algunos, como a este sociólogo de origen polaco, que se ha ido a los 91 años, lo echaremos mucho en falta. Sin ningún género de duda, junto con gentes como Noam Chomsky, este hombre ha sido conciencia y coherencia con los grandes valores del humanismo y del progresismo, al haber desmenuzado y destruido los valores del pernicioso individualismo que caracteriza a la sociedad actual.

Teórico de la «modernidad líquida», en palabras de Fernando Vallespín «esa forma de organización social en la que nada permanece, en la que todo es fugaz, indefinido, y donde todo lo sólido se desvanece en el aire». Bauman es el padre de textos tan fundamentales como Modernidad líquida, Estado de crisis o ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? Ahí queda su último trabajo Extraños llamando a la puerta, grito solidario y rabia interior sobre el ser y el devenir trágico de los refugiados.

Justo cuando tanto andamos a la deriva se ha apagado la voz de un hombre tremendamente lúcido que supo construir un concepto clave para comprender los males y desmanes de la triste vivencia actual: «ya no hay líderes, sino asesores», «el compromiso mutuo ha muerto», o sus ideas sobre los nuevos tiempos y sus tecnologías, que el citado Vallespín resume con tino. » el mal ya no reside solo en las guerras o en las ideologías totalitarias; también se arraiga en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás, como en la cuestión de los refugiados, o en las orgías verbales de odio anónimo, cloacas virtuales de defecación en los otros y los incomparables despliegues de insensibilidad que encontramos en Internet».

Cuando más necesitábamos la lucidez de este nonagenario se nos ha ido.

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