Cataluña a cuestas. Por Antonio Domínguez

Firmas de opinión

Antonio Dominguez
Antonio Dominguez, Profesor de Universidad

Tengo un amigo que continuamente me asalta con la misma pregunta, lo costoso  que debe ser escribir me dice. Y yo le respondo que no. Se hace en poco, máxime cuando uno tiene la sana costumbre de no corregir lo tecleado, recuerdo de los viejos tiempos de las olivettis y los correctores de imprenta. Lo que realmente resulta costoso es dar con el tema a tratar. Sobre todo como cuando, ahora mismo, hay tantas y tantas cuestiones que evaluar y sobre las que dar un mejor o peor parecer. Como muchos otros, caigo en la trampa y lejos de abordar los problemas del paro,  del alza de los precios y los impuestos (¡esa DGA que carga el precio de la gasolina  -no soy conductor ni dispongo de coche oficial gratis total!), de las innumerables familias que las pasan moradas, de los problemas de la sanidad o de la enseñanza, etc,  aquí me tienen con Cataluña a cuestas. ¿No les parece que ya es hora de acabar con esta historia? ¿Una consulta? Si, en la que voten todos los españoles y luego se ponderen los datos. En el conjunto del Estado, sorpresas incluidas, parece obvio el resultado. En el territorio catalán saldrá un sí o un no a las pretensiones independentistas. Si optan por el no, manos a la obra y arreglar la organización del Estado. Si votan si, pues a sentarse y a hacer cuentas. ¿Cuánto ha invertido España en Cataluña en todos los órdenes? ¿En qué medida Cataluña ha contribuido al común? Y como hablamos de economías, pues nadie cuestiona singularidades, lengua ni cultura, que se conviertan en Colonia de todos, España incluida y  tan felices. Eso si, las cuentas claras y lo suyo suyo pero lo nuestro de todos.

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