Durante 2017 la Guardia Cívil halla en Teruel 640 proyectiles de la Guerra Cívil

ARAGÓN AL DÍA

Las cunetas y descampados todavía esconden los cuerpos de miles de luchadores republicanos fusilados por el franquismo. Y no hay manera de encontrarlos para enterrarlos como se debe y honrar a sus familias. Teruel fue uno de los espacios guerreros más castigados por el conflicto generado por la sublevación franquista y la Guerra Civil que provocaron. Es de justicia que Guardia Civil se ataree en descubrir y destruir las armas que todavía andan esparcidas por doquier, el año pasado 44 proyectiles, 23 granadas de mano, 557 granadas de mortero, 311 sustancias explosivas, seis carcasas pirotécnicas, mil detonadores y una bomba de aviación. Tarea necesaria, sin duda.

Pero ¿cuándo se pondrá igual empeño en rastrear fosas y cunetas donde todavía reposan las víctimas republicanas del conflicto, tanto las vinculadas con el enfrentamiento directo en acciones de guerra como las producidas por una feroz represión? Mientras no se pueda honrar a las víctimas no podrán darse por cerradas las consecuencias de aquel dramático conflicto que tan lamentablemente rompió a España en dos Españas. Más que nunca, hay que reivindicar la memoria histórica y reparar los desmanes de los afusiladores y demás acólitos. Encontrar bombas y demás cachivaches guerreros, para evitar dramas, está muy bien y es una tarea honrosa. Pero mucho más encontrar los cuerpos que aún yacen en fosas y cunetas.

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