José Antonio Pérez Tapias, en la Fundación Bernardo Aladrén de la UGT

Entrevista por Blanca Alfaro. Zaragoza

José Antonio Pérez Tapias
José Antonio Pérez Tapias, ex diputado del PSOE

“La salida de la crisis que vive el Estado español es dar un salto cualitativo hacia un Estado federal “

El Estado pierde soberanía, que cede no sólo a la Unión Europea sino también a los mercados económicos y se muestra impotente para muchas cosas, pero parece que se quiera encasillar en la defensa de una soberanía monolítica, un tabú del que no se puede hablar o cuestionar. La realidad va por delante de estos dogmas.

BLANCA ALFARO. Zaragoza

Pérez Tapias es autor del libro  Invitación al federalismo. España y las razones para un Estado plurinacional. Lleno de razones históricas y de actualidad. Pérez Tapias insiste en la idea de que “aunque se va con retraso, todavía hay tiempo para que España se convierta en un Estado federal. “

El ex diputado socialista en el Congreso por Granada José Antonio Pérez Tapias intervino como ponente en una de las cenas de la Fundación Bernardo Aladrén de UGT en Zaragoza, invitado a hablar sobre El Federalismo.

BA: ¿Qué papel juega el federalismo en la historia de España?

PT: El federalismo juega un papel relevante en la historia de España. Desde el siglo XIX, el federalismo tuvo un papel destacado en la tentativa de rearticular el Estado español haciéndose cargo de las diferencias que convivían en él, en cuanto a naciones y territorios. Este fue el esfuerzo de la efímera Primera República, del siglo XIX.

En varios lugares de España esta tradición federalista tuvo una intensidad especial, no sólo en Cataluña. En Andalucía, y en otros lugares como Aragón hubo voces muy significativas y movimientos políticos que apoyaron esta forma de entender la realidad política española.

BA: ¿El federalismo puede ser una respuesta para el siglo XXI?

PT: El federalismo representa ahora la salida idónea para la crisis institucional de España. Llevamos unos 35 años del Estado de las autonomías, desde la Constitución del 78. Desde el título octavo de la Constitución se dibuja un modelo que queda abierto e indefinido. Se ha desarrollado el Estado de las autonomías para articular la diversidad territorial de España. Esto ha dado lugar a importantes progresos con la descentralización no sólo administrativa sino también política, progresos de autogobierno, participación y desarrollo social y económico de las diferentes comunidades autónomas. Pero hemos llegado a un momento en que el Estado de las autonomías muestra sus límites y hay que proceder a su reforma.

BA: ¿Cómo podrían resolverse las limitaciones del Estado autonómico?

PT: Somos muchos los que pensamos que la salida de esta crisis es dar un salto cualitativo hacia un Estado federal. Un Estado federal que resuelva estas contradicciones, es decir, las limitaciones del Estado autonómico, que plantee no sólo las cuestiones relativas a competencias o a organización de un Estado compuesto y complejo, no sólo la redistribución de cargas y beneficios entre territorios y ciudadanos, sino también su pleno reconocimiento.

BA: ¿El Federalismo puede apasionar a la ciudadanía?

PT: El federalismo tiene buenas razones para apasionar individual y colectivamente. En la medida que esto se logre, el federalismo irá encontrando sus formas de expresión en los diferentes ámbitos.

Es fundamental que se articule la voluntad de querer vivir juntos. Que se vea como algo que vale la pena, que se justifica con buenas razones y ofrece un proyecto de futuro, un horizonte de vida en común. La ciudadanía implica mucho más en un Estado federal que en un Estado centralista en todas aquellas cuestiones que le interesan. En la medida en que seamos capaces de establecer este vínculo -y que se vea- entre federalismo político, en sus términos cooperativos y pluralistas, y un federalismo social, de fuerte arraigo en el terreno de los derechos sociales, podremos hacerlo muy atractivo a la ciudadanía, que lo vea como la vía idónea para transitar colectivamente.

BA: Sin embargo y a fecha de hoy, unos creen que el Estado está demasiado descentralizado y otros apuestan por la independencia.

PT: La tarea no es sencilla pero hay que explicarlo. Hay que hacer posible lo que parece imposible, porque lo vemos totalmente necesario. Es cierto que en algunos lugares la solución federal se puede interpretar como disgregadora y en otros, como en Cataluña, por amplios sectores de su ciudadanía, puede parecer una solución que llega tarde o que es insuficiente.

Es una solución que se abre camino entre la polaridad que se hace evidente entre planteamientos soberanistas, a los que llegan algunas fuerzas nacionalistas, y planteamientos de un nacionalismo españolista.

El concepto «nación» se utiliza de muchas maneras. No nos podemos quedar encerrados en un uso unívoco del término nación, porque las realidades nacionales son plurales y diversas. Hablamos de una «nación cívica» –Aristóteles ya maneja este concepto- para dar cabida a identidades nacionales diferentes. Intento por esta vía conceptual abrir salidas a un conflicto político que hay que solucionar. También se habla de «nación de naciones». Yo prefiero hablar de «Estado de naciones» o «Estado plurinacional».

BA: Habría que repensar entonces la noción de soberanía.

PT: La soberanía debe desmitificarse. No digo que sea irrelevante, pero sí hay que replantearla. Hay que ir hacia un concepto laico, secularizado de la soberanía, que no mantenga estas interpretaciones casi teológicas. Si no lo hacemos, el Estado español, tal y como lo hemos conocido, no tiene garantizada una supervivencia indefinida.

Hay algunas formas que están en nuestra Constitución. La soberanía ya no se puede entender como una soberanía monolítica, que corresponde a un sujeto único. Nos encontramos en una situación paradójica. El Estado pierde soberanía, que cede no sólo a la Unión Europea sino también a los mercados económicos y se muestra impotente para muchas cosas, pero parece que se quiera encasillar en la defensa de una soberanía monolítica, un tabú del que no se puede hablar o cuestionar. La realidad va por delante de estos dogmas.

BA: ¿Es posible una Europa Federal de Estados?

PT: Es algo complicado. Lo que decimos de «lo imposible necesario» para España también se ha dicho de Europa y del proyecto de Unión Europea. Se va abriendo paso.

El proyecto europeo no pasa por su mejor momento ahora mismo, por las constricciones que representa la crisis económica y los nacionalismos económicos que se han activado a raíz de la crisis. Pero el proyecto europeo debe entenderse en clave federal. Una federalización progresiva a partir de los pactos plasmados en tratados, donde los Estados no sólo llegan a acuerdos coyunturales sino que generan instituciones que suponen cesiones de soberanía. Se camina hacia un planteamiento federal de autogobierno de las entidades federadas y gobierno compartido de las instituciones comunes europeas.

El federalismo supone más democracia, una democracia coherente y consecuente. Y no sólo hay que verlo mirando hacia arriba sino en relación a otros niveles. El municipalismo mismo encuentra una mejor acogida y se potencia mejor en un contexto federal que en un contexto con regresiones neocentralistas.

BA: Hay quien señala que Cataluña tiene más competencias que muchos estados federados.

PT: En ciertas cuestiones, con las transferencias que ha habido, el nivel competencial es alto y se puede entender que mayor que muchos Estados federados. El País Vasco, por ejemplo, dispone de Hacienda propia. El problema del Estado autonómico no es que en determinados aspectos haya más competencias sino que hay un enorme desequilibrio entre las competencias que se tienen y otras que no se tienen.

En algunas direcciones se ha avanzado mucho y eso deja en evidencia lo que queda atrás sin resolver. Las comunidades autónomas tienen una gran capacidad de actuación en áreas como la sanidad, la educación, dinámicas económicas y, en cambio, en otros aspectos, quedan muy por debajo de lo que estas competencias requerirían en capacidad recaudatoria, en fiscalidad.

Como no está bien resuelto el Estado autonómico actual, se necesitan nuevas formas de distribución de competencias, convertir el Senado en una Cámara territorial de verdad, por ejemplo. También sería preciso avanzar hacia la federalización del poder judicial. Incluso podríamos hablar de la necesidad de un Proceso Constituyente.

BA: El Estado está fuertemente cuestionado por amplios sectores de su ciudadanía,.

PT: Por eso requiere una legitimación más explícita por vía democrática. Esto es lo que se plantea con fórmulas, a veces poco explicitadas, como el «derecho a decidir». Se trata de cómo avanzar no sólo en el diseño institucional, sino que lo que se haga sea aceptado, asumido por la ciudadanía en su conjunto como el marco de convivencia en el que se quiere estar.

BA: La tensión que se vive en Cataluña no parece que permita posponer demasiado tiempo las soluciones que se reclaman. ¿Se podrían resolver con una reforma constitucional?

PT: Hay determinadas cosas que podemos reconocer como deficitarias en cómo se ha actuado hasta ahora pero tampoco debemos dejar que el tiempo nos pase por encima. Hay que dotarse de procedimientos e, incluso, de plazos que nos permitan conjugar todo. Una reforma constitucional de esta magnitud requiere un consenso fuerte, generar acuerdos importantes.

BA: Cuál sería la hoja de ruta que propone?

Algunos sugerimos que una parte de este recorrido es que la ciudadanía catalana pueda ejercer, de alguna manera, este ‘derecho a decidir’. Clarificaría las cosas de cara al futuro. Abriría la posibilidad de tomarse un tiempo, tanto en el Parlament de Catalunya como en el Congreso y el Senado, para articular una Comisión que trabajara en el diseño de una reforma constitucional seria. La historia pasa pero también pesa y hay que tenerla en cuenta en los desafíos que tenemos planteados. Hay que trabajar a conciencia y en profundidad. Requiere tiempo. La cuestión es cómo ganamos, entre todos, este tiempo. Algunas cuestiones facilitarían este recorrido, como puede ser, por desactivar la presión y canalizarla positivamente y de forma fructífera, dar paso a este ‘derecho a decidir’, avalado por un porcentaje altísimo de la ciudadanía de Cataluña.

José Antonio Pérez Tapias: “La candidatura de Pedro Sánchez ha activado la participación de los militantes».

BA: ¿A qué atribuye que se llenen los salones de militantes del PSOE  para escuchar a Pedro Sánchez?

PT: A que el proceso de primarias ya está abierto políticamente, aunque no se haya convocado. Y a que algunos estamos empeñados en que Sánchez sea secretario general del PSOE.

BA: ¿A qué se debe la caída de Sánchez?

PT: A Pedro Sánchez se le ha sacrificado en lo que no sólo ha sido una operación interna dentro de los conflictos de poder que puedan darse en el PSOE, sino que también se ha tratado de una operación de Estado.

BA: ¿Por su cercanía a Podemos, es de suponer?

PT: No interesaba un PSOE que hiciera ese viraje hacia la izquierda, que pudiera entrar en alianza con Podemos y pudiera poner en cuestión ciertas políticas, incluso ciertas posiciones en el seno de la Unión Europea. Aunque hay que matizar que Podemos tampoco lo puso fácil.

El poder económico y el capital tienden al monopolio, y lo único que puede frenar esa deriva es una democracia de verdad.

BA: ¿Será una contienda equilibrada o la organización del partido puede “barrer” hacia casa?

PT: Yo espero un proceso limpio en el que el aparato  del partido sea transparente e imparcial para que se produzca el resultado que en democracia cabe esperar de un proceso como éste.

BA: ¿Qué aporta la candidatura de Pedro Sánchez al PSOE?

PT: La candidatura de Pedro Sánchez está consiguiendo que la militancia tenga un papel activo, que participe de lleno, debata y, llegado el momento, se pronuncie con su voto.

BA: ¿Existe en el PSOE democracia interna?

PT: La militancia está movilizada y está mostrando lo que pensamos que debe mostrar, esa voluntad de participación activa, de democracia interna que tiene que existir en el PSOE.

Pérez Tapias con Carlos López y Paz Seran
Con Carlos Lopez Cortina Ex S.G de FETE y Paz Serán, presidenta de Bernardo Aladren

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