La memoria democrática desata una bronca en las Cortes de Aragón

El pasado día 15 se presentó y debatió en las Cortes de Aragón, por parte del PP, una enmienda a la totalidad del proyecto de Ley de Memoria Democrática, elaborado por el gobierno de coalición PSOE-CHA. Con su habitual tendencia a considerar que las historia les pertenece y que ellos son los buenos, los populares aragoneses sacaron a la tribuna de oradores a Miguel Ángel Lafuente, quien utilizando los lugares comunes con los que se mueve la derecha montaraz se permitió acusar a la izquierda de querer hacer una “idealización extrema del pasado”. En la tribuna de invitados, una dama de edad más que considerable vertía lágrimas y más lágrimas, “todavía espero poder darle cabal sepultura a mi esposo, soy viuda desde 1936, y se que sus restos estarán en alguna cuneta próxima a Calatayud”. A los deseos de esta dama le llaman idealización del pasado quienes vencieron, sometieron, hicieron de su capa un sayo y negaron el pan y la sal a los vencidos, aunque solo fuera una sepultura digna.

Los votos del PSOE, CHA, Podemos, IU y Ciudadanos rechazaron la enmienda popular, que sostenía que la ley de Memoria Democrática “pretende dividir, revisar y acusar”. Entre una monumental bronca, y las justas palabras de la izquierda, los populares aragoneses perdieron la oportunidad de dar un paso adelante para cerrar definitivamente las heridas de un pasado que está ahí y que todos deberíamos tratar, con generosidad, de enterrar. En primer lugar, a las víctimas de la sinrazón fascista. La vieja dama, ya en la calle, hablaba, con Azaña, “de paz, piedad y perdón”. Solo quiere que, al morir, sus restos descansen al lado de un hombre joven que luchó por sus ideales, fue fusilado y desde entonces yace en “paradero desconocido”.

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