La Unión Europea premio tras premio. Por Cándido Marquesán

Firmas de opinión

Cándido Marquesán
Cándido Marquesán, Profesor de Instituto

A los paraísos fiscales (PF) ningún gobierno quiere enfrentarse, a pesar de que están en el mismo centro de la crisis financiera, presupuestaria y democrática de la Unión Europea. A escala mundial, el 8% del patrimonio financiero de las familias está guardado en los PF: una cifra exorbitante de 7,5 billones de dólares.  En la UE está cifra es todavía mayor, ya que alcanza el 12%. Según Gabriel Zucman en La riqueza oculta de las naciones. Investigación sobre paraísos fiscales, los franceses tienen unos 350.000 millones de euros offshore, la mitad de ellos en Suiza. Sin esta evasión fiscal permitida por el secreto bancario, la deuda pública gala no alcanzaría hoy el 94% del PIB, sino el 70%, el nivel anterior al estallido de la crisis financiera. Si se gravase a estas fortunas ocultas, aliviaría su presión presupuestaria y modificaría las políticas de austeridad. Lo mismo podría decirse de los casos español, portugués, griego…

La sociedad admite que los PF son algo inherente al sistema capitalista. No se puede hacer nada: siempre habrá países que ofrecerán menos impuestos que los vecinos. El dinero siempre encontrará un refugio. Sin embargo, nuestros gobernantes nos dicen que los PF tienen las horas contadas; que desaparecerá el secreto bancario y que las multinacionales pagarán en función de sus ingresos reales.

Quiero fijarme en la evasión fiscal de las grandes multinacionales. Utilizan la optimización fiscal mediante dos técnicas. La de los préstamos entre grupos, lastrando las deudas a las filiales sitas en los países que gravan fuertemente los beneficios, como Francia. En definitiva, reducir los beneficios donde están gravados para hacerlos aparecer en Luxemburgo, donde no están sujetos a impuesto alguno. La segunda, es la manipulación de los precios de transferencia, la más usada. Amañan los precios a los cuales sus filiales se compran unas a otras sus propios productos. Dentro del mismo grupo, las filiales de Bermudas venden a precio de oro unos servicios a las localizadas en Francia; así los beneficios aparecen en los PF y las pérdidas en las economías de Europa o USA. La consecuencia, es que las empresas de USA declaran realizar la mitad de sus ganancias extranjeras en 6 países: Países Bajos, Luxemburgo, Irlanda, Bermudas, Suiza y Singapur. Lo que significa en estos casos norteamericanos, que la manipulación de los precios de transferencia reduce un 30% la recaudación del impuesto de sociedades.

Ahora quiero detenerme en el caso vergonzoso de Luxemburgo, uno de los países fundadores de la UE. ¿Hay que excluirlo de la UE?  La pregunta tiene sentido, puesto que hoy no tiene nada que ver con el país que cofundó la UE en 1957. Entonces el acero lo era todo; hoy son las finanzas. Es el paraíso fiscal por antonomasia, presente en todas las etapas de los circuitos de las fortunas internacionales. Si es hoy una de las primeras plazas financieras, ha sido comercializando su propia soberanía. A partir de 1970, se lanzó a una empresa inédita: la venta a las multinacionales del derecho a decidir ellas mismas sus propios impuestos y compromisos legales. Muchas se sirvieron de tales opciones. Pero aquí hay terceros perjudicados. El informe Luxleaks ha revelado que unas 350 multinacionales tienen suscritos acuerdos secretos con el Gobierno de Luxemburgo, para eludir los impuestos que deberían pagar en otros países. Esos acuerdos fueron negociados y aprobados cuando el actual presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, era primer ministro y ministro de Finanzas de Luxemburgo y presidía el Eurogrupo. Según  Eliseo Oliveras, mientras Grecia pugna para que el Eurogrupo desbloquee la ayuda pendiente del rescate, algunos de sus socios imposibilitan su capacidad de recaudar impuestos. Holanda, cuyo ministro de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, preside el Eurogrupo y es uno de los más exigentes en reclamar ajustes a Grecia, es uno de los países que fomentan la evasión fiscal de las empresas que operan en Grecia y contribuye así a agravar los recortes y penurias que sufren los griegos.

Frente a esta situación expuesta, Zucman propone un plan de actuación para corregir la evasión fiscal de las grandes fortunas y de las multinacionales. Lo primero, sería la creación de un registro mundial de los títulos financieros señalando  sus poseedores, que el FMI con sus propios medios podría instaurarlo en el corto plazo. Para que funcionara, este catastro financiero debería ir acompañado de un intercambio automático entre países, incluyendo, por supuesto, a los bancos de los PF. Lo segundo, serían las sanciones arancelarias. Un ejemplo, Francia, Alemania e Italia pueden establecer conjuntamente unos aranceles del 30% a los bienes importados de Suiza, ya que los costes para esta superarían los ingresos que sus bancos obtienen por la evasión. Por último, sería la creación de un impuesto  global progresivo sobre las fortunas. Si los gobiernos han renunciado a gravar la riqueza es porque temen que se oculte. Pero este riesgo puede neutralizarse como hemos comentado y los Estados podrían recobrar la soberanía que los PF les han robado, y, con ella, los medios para corregir la expansión de las desigualdades. Mas, es claro que la actual clase gobernante de la UE no hará nada en esta dirección, por lo que podría ser acusada por tolerar y facilitar la comisión de un delito.

A pesar de ello, la Unión Europea acaba de recibir el Premio Princesa de Asturias a la Concordia 2017. En 2012, la UE recibió ya el Nobel de la Paz por su contribución al avance de la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa. Al respecto me parece importante el COMUNICADO de desacuerdo por la concesión del premio NOBEL DE LA PAZ a la Unión Europea de la Federación Catalana de ONG por la Paz de Cataluña de fecha 22 de octubre de 2012.

“La Federación Catalana de ONG por la Paz se muestra sorprendida ante la concesión del Premio Nobel de la Paz 2012 a la Unión Europea. En primer lugar, porque existen muchas personas, ONG’s y redes internacionales que impulsan y promueven el fomento de una cultura de paz y de la noviolencia mucho más merecedores/as de un reconocimiento internacional.

Pero en cambio, la UE ha invertido 407 millones de dólares en gasto militar este pasado 2011, siendo la segunda región que más ha gastado en cuestiones militares después de Norteamérica. Además, la UE es la segunda región importadora y exportadora de grandes armas (2007 -2011) sobre el total mundial, muchas de las cuales se exportan a países en vías de desarrollo y en algunos casos acaban favoreciendo conflictos armados.

También es patente el estancamiento de la UE en la gestión y coordinación ejercida sobre el control de las armas convencionales en Europa. A pesar del interés que se hizo evidente en el 2010, ello no se ha traducido en un progreso sustancial en el 2011, quedando la situación en un punto muerto sin ningún adelanto notable.

Además, resulta cuestionable el éxito operativo y de ayuda a la estabilidad de la paz y la seguridad mundial, más teniendo en cuenta que se pretenden resolver conflictos o facilitar mediaciones a través de la fuerza militar. La UE ha llevado a cabo operaciones militares en diferentes continentes en respuesta a situaciones de crisis, como por ejemplo, la lucha denominada operación Atalanta en aguas del océano Índico, para proporcionar seguridad a empresas privadas pesqueras frente a las costas de Somalia. A pesar de que la UE no tiene un ejército permanente como tal, recurre a instrumentalizar a las fuerzas armadas de los países miembros en el marco de su Política Europea de Seguridad y Defensa para priorizar intereses geoestratégicos de ciertos países y/o lobbies de poder.

Por otro lado, la UE no es capaz de afrontar ni de solucionar las desigualdades internas sociales y económicas que muchos de sus países miembros viven y sufren. Y, en el contexto de crisis económica actual, sus políticas económicas favorecen el aumento de estas desigualdades.

La Paz no es sólo ausencia de guerra, también comporta justicia social y no exportar la guerra a otros lugares. La Unión Europea no es un buen ejemplo para la paz mundial”.

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