
Hubo un tiempo en que a Ana García Obregón la llamaban “Antoñita la fantástica”, por su empeño en adornarse con todo tipo de proyectos que, inevitablemente, la realidad terminaba por desmontar. Sus proyectos eran producto de una fantasía desbordada que únicamente se hacía realidad en Ibiza a comienzo de todos los veranos, su cuerpo adornado con los más exuberantes biquinis. Hoy, la condición de “fantástico” se debería conferir al presidente del gobierno de Aragón, Javier Lambán.
Gracias al sacrificio de los trabajadores de PSA-OPEL, que han debido asumir un convenio impuesto por la empresa y sus intereses, la planta de Figueruelas continuará funcionando hasta que los intereses del grupo francés así lo quieran y Aragón podrá disfrutar tranquilo, así como toda la industria auxiliar relacionada con la automoción. Hechos realidad los deseos empresariales, el Corsa se ensamblará en Aragón, así como también la versión eléctrica del mismo.
Pero el presidente Lambán va más lejos y no ha tenido reparo alguno, pura fantasía, en manifestar que ello “va a significar un salto tecnológico formidable” que nos pone a la cabeza, ¿de qué?, y que asegura a la factoría “unas posibilidades de vida futura muy superiores a las que estimábamos”. Vale, lo dijo el oráculo y punto redondo, querido Blas. Modelos eléctricos ya se han ensamblado en Vigo, Villaverde y pronto en la que están construyendo en Kenitra (Marruecos). Y la batería del coche eléctrico será importada y, en función de la demanda, podría contemplarse o no su montaje en Europa. Otros componentes fundamentales también vendrán de fuera.
Figueruelas es mucho Figueruelas, pero no se deben sacar los pies del tiesto. ¿Acaso sabe el señor Lambán qué es eso de un salto tecnológico formidable? Ojalá fuera cierto mas hablar de tecnología significa potenciar con muchos dineros la investigación (acaso esos millones de Motorland, Aramón, etc.) y, de ser realmente soñadores en un futuro posible, ¿por qué no ponerse a trabajar par pensar en Aragón como el territorio donde construir coches realmente españoles? Claro que hay enormes dificultades y que sería imprescindible el concurso del gobierno central, pero no deja de sonrojar que el franquismo pusiera en marcha aquella entrañable SEAT mientras que hoy todo el parque automovilístico está en manos foráneas.
Bienvenidas sean las fantasías de Lambán que ojalá se hagan realidad. Mas para que sean factibles hay que calzarse la bata y el mono (no están los tiempos para biquinis), invertir muchos millones de euros en investigación y en el apoyo a la creación de empresas capaces de abordar los restos a los que las nuevas tecnologías exigen. Lo demás, como Anita, meros brindis al sol.
TOTALMENTE DE ACUERDO
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