
Apenas cerrado el acuerdo entre patronal (CEOE, CEPYME) y sindicatos (CC. OO y UGT) sobre la tercera prórroga de los ERTE, viéndoles satisfechos con su logro y oyéndole decir al ministro José Luis Escrivá que el coste para la Seguridad Social hasta septiembre oscilará entre 10,000 y 11,000 millones de € no he podido si no recordar ese poema de María Zambrano donde nos invitaba a soñar, siempre y cuando soñásemos la verdad porque, según ella, “soñar según la verdad es vivir verdaderamente”.
Cuán lejos estamos de la autenticidad vivida en esta nueva normalidad y cuánto delirio des enquiciado de toda razón nos abotarga el seso. ¿Qué cálculos han hecho ustedes? ¿Cuáles sus criterios? Simplemente, tomando los datos estadísticos y memorias de ingresos-gastos por meses que la Seguridad Social publica en su web se puede saber que la cifra dada por el ministro es una ensoñación. Basta analizar los datos publicados de los meses de Marzo y Abril de 2020 y compararlos con los de 2019. En Marzo del 2020, cuando empiezan a tener efecto las prestaciones por ERTE y el 100% de las exoneraciones a la cotización de las empresas, los pagos transferidos por prestaciones asciende a 35.695 mill. € y los ingresos por cotizaciones sociales a 9.839 mill. € . Esto significa que las cotizaciones a la Seguridad Social de ese mes cubren el 28% del gasto. En Marzo del 2019, el porcentaje apenas cambia a un 27%, siendo las cotizaciones 9.215 mill. € y el gasto 33.637 mill. €. Ahora bien, hace un año las transferencias de capital (crédito) que hubo que inyectar para cubrir los pagos fue de 1.724 mill. €, mientras que en Marzo del 2020 se ha aumentado más del doble, hasta 4.071 mill. €. El pico de los ERTE vino en Abril. Como la proporción ingresos-gastos mantenida con el 2019 no se podía sostener el Estado aprobó un crédito a la TGSS muy superior al del año anterior. En Abril las transferencias para prestaciones asciende de 45.127 mill. € del 2019 a 48.333 mill. € y, lo más significativo, de unas transferencias de capital de 6.522 mill.€ en el 2019 se pasa a un empréstito de 16.437 mill. €. Hagan análisis comparativos. Sólo en dos meses de vigencia de los ERTE, la exoneración del pago de las empresas y autónomos a la Seguridad Social ha supuesto un coste real de esa horquilla (10,000-11,000 mill. €) con la que el ministro quiere colgar los próximos meses hasta Septiembre. Difícil creerles.
Sócrates nos decía que es a través del razonamiento donde el alma encuentra la verdad, y a la mía le pasa como a la de Unamuno, quisiera creerles a todos ustedes, empresarios, representantes sindicales, ministros, políticos, economistas, tertulianos, periodistas…pero siempre topo con el hueso. ¿Por qué será? El cansancio de oírles, de leerles, sus titulares, sus artículos, sus ruedas de prensa, sus intervenciones parlamentarias, dirigido todo a una audiencia homo insapiens a la que el nuevo gurú Yuval N.Harari embelesa con el augur de una aurora simio sapiens biónico y cibernético. ! Qué aurora tan vacua! No es la de María Zambrano, desde luego. Vuelvo a ella para recordarles que soñar una mentira no es vivir, ni darle a este país la oportunidad de construir un futuro que transcienda las carencias y déficits actuales. El coste de la exoneración es mucho mayor de lo informado por el ministro. El frágil sistema de la Seguridad Social y, por ende, del Estado del bienestar está actualmente intubado en una UCI.
Los ERTE fueron una medida imprescindible para evitar despidos masivos y el concurso de acreedores de PYMEs en un periodo breve de tiempo. Ya tenían una bonificación del 50% sobre las contingencias comunes y una cuantía fija de reducción. De acuerdo que había que incentivar al empresariado para que optara por ellos con algo más. ¿Se midió el impacto que una exoneración del 100% iba a tener en los ingresos de la Seguridad Social en los dos primeros meses? Pasados los periodos más críticos del confinamiento, en la prórroga de Mayo, ¿se midió el impacto de mantener exoneraciones del 85% al 45%? En esta tercera prórroga, en vez de aminorar las exoneraciones para no tensar más la liquidez del ya dañado y frágil sistema de la Seguridad Social, se ha hecho lo contrario, se aumentan las exoneraciones. Las empresas y autónomos se libran del esfuerzo contributivo a la Seguridad Social que el resto de los trabajadores y desempleados con prestación están haciendo desde que estalló la crisis del COVID-19. A ellos nadie les ha aminorado su porcentaje de cotización. Nadie les ha otorgado moratorias en sus pagos o deudas con la Seguridad Social. ¿Quiénes están sosteniendo con sacrificio durante estos meses las prestaciones y pensiones? La patronal no. Luego nos hablan de responsabilidad social corporativa, pero en realidad lo que se esconde es mucho fariseísmo. En Mayo, se ha vuelto a solicitar un empréstito extraordinario de 14.000 mill. €. Con la paga extraordinaria de verano para hacer frente a las pensiones se ha tenido que solicitar otro. Suma y sigue.
Una tiene la sensación de que la clase empresarial ha alcanzado su utopía: no pagar cotizaciones sociales. La paradoja es que quien se lo ha otorgado ha sido un Gobierno que dícese defensor del Estado de bienestar con la aquiescencia de un PNV, que ha hecho dejación, o bien de su labor de control, o bien de sus principios rectores, de los que ahora el Lendakari Urkullu, en campaña electoral, hace gala, cual Magister Ludi, de sapiencia en derechos y cohesión sociales. Dónde ha estado ese poso, Andoni, para no verlo venir y encomiaros ahora a la sacrosanta Comisión Europea “ bajo el árbol y sobre la tierra vasca”. Erais la única derecha en este país capaz de enquiciar el delirio a la razón. De los otros ya sabemos… ¿Y ahora qué hacemos?
Primero, encontrar la verdad, contarla. Segundo, desde el pragmatismo que la verdad otorga, soñar.
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